jueves, 16 de mayo de 2019

Rubén Tejedor


PAISANAJE / RUBÉN TEJEDOR
«La Iglesia en Soria tiene que hacer examen de conciencia»

Se ordenó sacerdote en octubre de 2006 en El Burgo y se considera un «absoluto privilegiado»



V. R. / Foto: Noelia Martínez (Heraldodiariodesoria)06/05/2019
Rubén Tejedor se ordenó sacerdote en una ceremonia que tuvo lugar el 7 de octubre de 2006 en la catedral de El Burgo de Osma. Desde entonces han pasado casi 13 años. Nunca se ha arrepentido. Al contrario. Se considera «un absoluto privilegiado. Hago lo que quiero. Lo que me hace feliz», destaca. Es verdad, reconoce, que de un tiempo a esta parte ha ido sumando diferentes cargos y aunque «es mucha tarea. No me puedo quejar. Veo a los padres y madres de familia, con sus hipotecas, sus trabajos, haciendo encaje de bolillos para conciliar...». Tejedor, ahora mismo, es párroco de El Burgo y, junto a otro compañero, llevan 30 parroquias desde Retortillo hasta Tiermes y, aunque es verdad que en invierno no congregan a una población de 200 personas en conjunto, «hay que atenderlas». Además, es el encargado del Patrimonio de la catedral de El Burgo de Osma, y desde hace poco tiempo, a consecuencia del fallecimiento de Juan Carlos Atienza, es el delegado de Patrimonio de la Diócesis.Estos cargos los compagina con las clases que imparte en el seminario burgense a la vez que es el capellán de las Madres Carmelitas de El Burgo y también echa una mano en la Delegación de Pastoral Vocacional.

El joven sacerdote soriano (nació en Zaragoza pero desde pequeño vivió en Santa María de Huerta) es consciente de la crisis de fe con la que está lidiando la Iglesia. En este punto se considera «optimista-realista básicamente porque tengo fé» y atestigua «que no es excusa en Soria hablar del envejecimiento de la población para justificar la falta de vocación». Y va más allá: «La Iglesia en Soria tiene que hacer examen de conciencia para ver qué se puede mejorar. En este sentido, aunque es cierto que ha habido una ruptura del paso de la fe de padres a hijos, yo tengo esperanza. Estamos trabajando con un renovado impulso y, en este caso, los números no me importan a pesar de que es verdad que no hemos sabido adaptarnos y debemos dar contenido sabiendo adaptarnos al momento concreto y conservando lo esencial del mensaje».

Rubén Tejedor tuvo claro desde que tenía ocho años que quería ser cura. «Con 14 años te vuelves más atontado pero con 19 años, mientras estudiaba Historia en Zaragoza, me fui a Haití y en ese viaje tuve una certeza interior absoluta de que quería ser cura. Y esa certeza no ha desaparecido. Es verdad que al principio fui el raro, pero sigo manteniendo la relación de amistad con mis tres mejores amigos de toda la vida. El tema de la fe no nos une, pero nos une todo lo demás. Pero no puedo obligar a nadie ya que si no hay libertad no hay fe de verdad».

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