Luis Domingo Gaya y Jesús María Madariaga dicen adiós al monasterio de Santo Toribio tras seis años llenos de experiencias.
Con frecuencia se dice que la vida del hombre está marcada por el destino. Juntos llegaron y también juntos se despidieron el pasado lunes de la Cruz, tras concelebrar el culto solemne que estuvo presidido por Vicente Jiménez Zamora, obispo de Santander. En estos momentos, ambos franciscanos asumen y se preparan para tomar posesión en sus nuevos puntos de destino.
Tras realizar hace unos días una primera toma de contacto en el que será su nuevo hogar, el prior señala que el recibieron con mucha amabilidad, "y veo que tendré que esforzarme en el aprendizaje del euskera puesto que yo soy de Candilichera, en Soria".
También, los dos hacen balance de estos 6 años al frente de la cotidianeidad del cenobio en el que han pasado por etapas de quietud monástica con una entrega más profunda a la vida cenobítica y también por etapas de auténtica vorágine, como fue el pasado y populoso Año Santo Jubilar lebaniego (2006-2007) en el que acogieron a más de un millón de visitantes. Asi las cosas, fue la misa solemne del día de la Cruz su éultimo acto oficial y a sus vez el de despedida.
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