Un soriano en Perú
“No tener medios para todo es duro”
“No tener medios para todo es duro”
Nuria Zaragoza (Heraldo de Soria) 21-09-09
“El primer periodo que estuve en Perú fue de ocho años. Estuve tres años en la Sierra Central, en un lugar llamado Yanahuanca, una comunidad de campesinos y ganaderos, gente sencilla trabajadora y aguerrida, un lugar hermoso, lleno de paisajes maravillosos, pero muy golpeado por la pobreza y por la violencia de Sendero Luminoso y de la Fuerzas Armadas. Los cinco años siguientes, aquí, en Chorrillos, desde 1993 al 1998. Después de siete años en Barcelona regresé a Perú, de nuevo a Chorrillos, en octubre de 2005”. Florentino Lafuente Hernández nació en Osona hace 50 años y lleva 12 años, interrumpidos por un tiempo en España, como sacerdote en Perú.
“El primer periodo que estuve en Perú fue de ocho años. Estuve tres años en la Sierra Central, en un lugar llamado Yanahuanca, una comunidad de campesinos y ganaderos, gente sencilla trabajadora y aguerrida, un lugar hermoso, lleno de paisajes maravillosos, pero muy golpeado por la pobreza y por la violencia de Sendero Luminoso y de la Fuerzas Armadas. Los cinco años siguientes, aquí, en Chorrillos, desde 1993 al 1998. Después de siete años en Barcelona regresé a Perú, de nuevo a Chorrillos, en octubre de 2005”. Florentino Lafuente Hernández nació en Osona hace 50 años y lleva 12 años, interrumpidos por un tiempo en España, como sacerdote en Perú.
Acudió allí animado por su “vocación misionera que me invita a salir de mi tierra para compartir el evangelio en lugares distintos al mío y, sobre todo, entre los pobres”, y en Perú ha encontrado la respuesta a su búsqueda. El territorio que ocupa la parroquia son antiguos campos de cultivo, terrenos pantanosos y grandes cerros de arena al lado del océano Pacífico.
“La parroquia donde trabajo es muy grande. Está dividida en 18 comunidades cada una con su capilla, y aquí trabajamos en estos momentos cuatro sacerdotes, aunque la mayor parte del trabajo pastoral está en manos de los seglares, más de 200 catequistas y otros 400 agentes pastorales que trabajan en diferentes áreas”.
Para este soriano en la distancia, lo más complejo de su trabajo allí es la dificultad de “tener tiempo para llegar a todas partes y poder acompañar a todos los agentes pastorales en su trabajo”. Aunque Florentino no ignora lo duro que es trabajar “en una sociedad muy machista, violenta y con índices de corrupción elevados”, reconoce que las ventajas pesan más.
Aunque reconoce que echa de menos esta tierra, la suya, se muestra más cerca “gracias a Internet”. Suele regresar a Soria cada tres años y prevé volver a su tierra natal, pero “de vacaciones y para visitar a los familiares y amigos”.
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