
25 de mayo. + VI DOMINGO DE PASCUA.
- Hch 15, 1-2. 22-29. Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables.
- Sal 66. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
- Ap 21, 10-14. 22-23. Me mostró la ciudad santa que descendía del cielo.
- Jn 14, 23-29. El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho.
Sin Jesús y su Espíritu nada somos como Iglesia y nada podremos decir. El edificio espiritual de la Iglesia se va construyendo poco a poco gracias a la acción del espíritu Santo que ayuda a buscar siempre el bien común a través de una oración unánime, con un mismo sentir. Admiramos en el Evangelio la delicadeza de Jesús. Él va a su pasión y se preocupa de que el corazón de los discípulos no se vea turbado y esté en paz. Él nos deja su paz como herencia, una paz necesaria para que el Espíritu hable y recuerde
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