
El Jueves Santo instituyó Jesucristo la divina Eucaristía, y ese mismo día la conmemora la sagrada Liturgia. Pero aquella fiesta se encuentra rodeada de luto por la Pasión y Muerte de Jesús. Era convenientísimo consagrar totalmente otra gran solemnidad a la adoración y al triunfo de Jesús-Hostia, en que los transportes de júbilo no encontraran sombra de tristeza; y el Concilio de Viena de 1311 instituyó definitivamente esta solemnidad para toda la Iglesia.
En la Eucaristía, Dios alimenta a su pueblo con regaladísimo Pan, con miel destilada de la piedra, que es Cristo. En ella nos dejó Cristo un memorial de su Pasión, y por Ella participamos los frutos de la Redención. San Pablo proclama la divina Institución, como renovación mística de la muerte de Cristo, y nos enseña la pureza de alma con que hemos de comulgar. Santo Tomás resume en docta rima los principales milagros que resplandecen en la Eucaristía. Cristo nos enseña que su carne es verdadero manjar, que nos une con Él y nos comunica su vida divina, prenda de inmortalidad. La Eucaristía es símbolo y causa de la unión y la paz de la Iglesia, anticipo y prenda de los eternos deleites del cielo.
Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, quien, con estos alimentos sagrados, ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la Resurrección (elog. del Martirologio Romano).
- Gén 14, 18-20. Ofreció pan y vino.
- Sal 109. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
- 1 Cor 11, 23-26. Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.
- Secuencia (optativa): Lauda, Sion, Salvatorem.
- Lc 9, 11b-17. Comieron todos y se saciaron.
En el sacrificio de Melquisedec a Abrahán vemos el anticipo de la misa. y a Jesús como el único y eterno sacerdote. Las palabras de Jesús en la última cena han sido fielmente transmitidas por la tradición de los evangelios y por san Pablo, pues eran la memoria de la muerte del Señor, que se hacía viva en medio de ellos cuando se reunían para partir el pan, su Cuerpo y su Sangre, es decir Jesús mismo, entregado en la cruz por nuestra salvación. La multiplicación de los panes y los peces es un anticipo de la eucaristía, la escuela de Jesús. Él está presente a través de su Espíritu, y nos invita y alienta nuestra fe.
Como celebración peculiar de esta solemnidad está la procesión, nacida de la piedad de la Iglesia: en ella el pueblo cristiano, llevando la Eucaristía, recorre las calles con un rito solemne, con cantos y oraciones, y así rinde público testimonio de fe y piedad hacia el Santísimo Sacramento.
DÍA Y COLECTA DE LA CARIDAD
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