martes, 2 de diciembre de 2008

SANTO DOMINGO DE GUZMAN (XXI)


Desde 1214 vuelve Domingo a sus continuas andanzas de predicación y apostolado, y en plan verdaderamente apostólico. Los testigos del proceso de su canonización nos ofrecen datos abundantísimos. Nunca iba solo, sino con un compañero por lo menos, pues Jesucristo enviaba a sus discípulos a predicar de dos en dos. Solía llevar consigo un bastón con un palito atravesado en lo alto, como empuñadura. Uno de estos bastones se conserva todavía en Bolonia. Ninguna clase de equipaje, ni bolsillos, ni alforjas, sino tan sólo, en la única túnica remendada y pobrísima con que se cubría, una especie de repliegue sobre el cinturón, en el que llevaba el evangelio de San Mateo, las epístolas de San Pablo y una navajita sin punta, sin duda para cortar el pan duro que, pidiendo de puerta en puerta, le daban. Iba ceñido con una correa, a estilo de los canónigos de San Agustín a que pertenecía.

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