domingo, 28 de diciembre de 2008

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN (XXV)


Dejemos a Domingo seguir en sus ininterrumpidas predicaciones. Por el mes de abril, dos importantes caballeros de Tolosa se le ofrecieron a Domingo para seguirle, no como los demás discípulos que le acompañaban, sino incorporándose plenamente con él con un juramento o voto de fidelidad y de obediencia. Uno de ellos, Pedro Seila, iba a heredar de su padre tres casas en la ciudad de Tolosa, y de aquí salió la primera fundación de dominicos, pues antes del año estaban las tres llenas de gente. El obispo, al aprobarles la fundación, había declarado a Domingo y a sus compañeros vicarios suyos en orden a la predicación, y esto en forma permanente y sin especial nombramiento, cosa hasta entonces completamente desconocida en la historia de la Iglesia. como no podemos seguir paso a paso esta historia, baste recordar que cuando, en vez del obispo, sea el papa ek que tome una determinación parecida en orden a Domingo y sus compañeros, la Orden de Predicadores quedará fundada. Los compañeros de Domingo eran todos clérigos y vestían, como él, túnica blanca, como los canónigos de San Agustín. Y Domingo se preocupó inmediatamente de buscarles un doctor en teología que les pusiera clase diaria a fin de prepararles para la predicación. Primero doctores y luego predicadores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Usted ha hecho algunos comentarios agradables allí. Hice una búsqueda sobre el tema y que se encuentran sobre todo la gente con tu consentimiento.