viernes, 25 de junio de 2010

Beato Bertrán de Garriga (IX)


Por aquella época fue propuesto Fr. Domingo para ocupar diversas sedes, pero siempre se resistió a aceptar estas dignidades alegando: "Tengo que ocuparme de mi nueva plantación de predicadores y de las monjas de Prulla, que me pertenecen". Precisamente entonces se habían unido algunos discípulos más, y se arregló el problema del alojamiento gracias a la donación de dos grandes casas que entregó a Fr. Domingo un caballero de Tolosa llamado Pedro de Seila, que más tarde sería prior de Limoges. Desde aquel momento fijaron su residencia en Tolosa, viviendo juntos en aquellas casas, acostumbrándose a una vida más humilde y conforme cons las costumbres de los religiosos. Fue aquélla la cuna de la futura Orden de Hermanos Predicadores. Y no habían transcurrido tres meses allí instalados Fr. Domingo y sus diez compañeros, cuando el obispo Fulco les nombra predicadores contra la herejía en su diócesis.

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