sábado, 26 de febrero de 2011

El párroco se harta del botellón


EL PÁRROCO SE HARTA DEL BOTELLÓN

El cura de Santa Lucía, en Santander, denuncia el "regalo" que aparece en el pórtico cada fin de semana: "vomitonas, bolsas y orines"

La iglesia de Santa Lucía llegó antes que el botellón y la movida a la Plaza de Cañadío, pero en este caso la veteranía no impone nada y los que aparecieron siglos después dejan cada fin de semana "el regalo de vomitonas, botellas, vasos, papeles, bolsas y orines".

Durante todo el año sufren las consecuencias de las aglomeraciones bebiendo en el entorno de la iglesia, pero las fiestas de Navidad también dejan sus efectos 'colaterales' en la zona, sobre todo la celebración de Nochevieja.

El párroco de Santa Lucía cree que lo importante es que se sepa "cómo quedó el pórtico y sus aledaños después de la celebración", ya que, asegura, al retirarse la basura el entorno parecía "una auténtica pista de patinaje", por la bebida vertida y los restos de cristales esparcidos por el suelo.

"Yo mismo fui testigo de patinajes y caídas de personas que venían a la misa del primero de año, un auténtico peligro, sobre todo para las personas mayores", manifiesta José Olano, para quien el entorno de la iglesia queda convertido en un basurero cada vez que acuden "las personas que se divierten en la movida".

El Diario Montañés / 11-01-11

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