Documentadas todas las capillas del antiguo convento de San Francisco
Rufo Nafría, cura de la parroquia durante 38 años, plasma en un libro su investigación
Sonia Almoguera (Heraldo de Soria)
Una leyenda cuenta que San Francisco de Asís, de paso por Soria tras volver de peregrinación desde Santiago, muy de madrugada salió a caminar con un monje del Monasterio de Nuestra Señora del Mercado, por los alrededores de la dehesa de San Andrés. Al llegar ahí, San Francisco hizo cinco montoncitos de piedras. «Comienzo como puedo la casa del señor; otros vendrán después y las continuarán», cuenta la leyenda que anunció.
Incendiado primero en 1618 y posteriormente en 1812, en dura lucha contra los franceses durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) para hacerse con el control de la capital soriana, las ruinas del Rincón de Bécquer dejan constancia del antiguo esplendor de la iglesia del recinto conventual de San Francisco de Asís, cuyas ricas huertas se extendían por lo que hoy es la ronda Eloy San Villa e incluso el pabellón polideportivo de La Juventud y que acogió en su nave central la tumba de Jaume IV, rey mallorquín que murió en Soria sin corona.
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