martes, 20 de noviembre de 2012

Alberto Pico (V)


Un párroco de salitre (V)

Hijo de madre mexicana -"Estado de Michoacán, Morelia", es otra frase que le han escuchado siempre pegada a la boca- y de padre natural de Guriezo. De meses se lo trajeron para España. A la casa familiar a la que fue a parar para hospedarse un tal Feliciano Calvo, un cura que acabó siendo padre, madre y todo lo que tuvo que ser. Porque el joven Alberto perdió a su madre a los once y a su padre lo tenía más allá de un océano. Así que a 'Curanono' -el crío escuchaba lo del 'cura Feliciano' y la lengua decidió recortarlo- le tocó tirar del chaval. Se lo llevó a Santoña y, después, a Corbán. "Yo me di cuenta de que quería ser sacerdote cuando ya lo era", comentó Pico en una entrevista que le hicieron unos escolares. Tenía 24 años.

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