Don Manuel Sánchez Monge, a la sazón obispo de Santander, al año de llegar a la sede cántabra se ha decidido a realizar una serie de cambios, vamos, traslados de curas diocesanos de un destino a otro. Así habrá nuevos canónigos en la catedral, fruto de la decisión de don José Vilaplana de que el ser párroco de alguna de las iglesias del centro de la ciudad se una el difrutar de dicha dignidad. Unos lo ganan y otros lo pierden, ley de vida.
Habrá nuevo rector del Seminario, que deberá ponerse a trabajar, porque la verdad es que las rentas que dejó don José Vilaplana ya están más que gastadas, y el periodo de don Vicente ha sido desolador para dicha institución, encaprichado con abrir el Seminario Menor y dejando para su sucesor el cerrarlo, y no justamente porque haya muerto de éxito. Si siguen metiendo en vino nuevo en odres viejos, pasará lo que nos dice el Evangelio.
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