27 de abril. + II DOMINGO DE PASCUA O DE LA DIVINA MISERICORDIA
- Hch 5, 12-16. Crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como mujeres, que se adherían al Señor.
- Sal 117. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
- Ap 1, 9-11a. 12-13. 17-19 Estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos.
- Secuencia (opcional). Ofrezcan los cristianos.
- Jn 20, 19-31. A los ocho días, llegó Jesús.
La unidad en la oración y en la fraternidad es el primer fruto del Espíritu que nos hace renacer como hijos de Dios, y esto se manifiesta en la primera comunidad cristiana. Y es que Jesús resucitado muestra el amor misericordioso de Dios, y de ahí nace todo. De su costado traspasado brota la fuente del amor y la misericordia divina. Cunado decimos que Dios es misericordioso estamos diciendo que él quiere acoger la vida, y dar vida, y, como Tomás, nos encontramos con la misericordia de Dios cuando comenzamos a confiar en él en situaciones difíciles.
TERMINA LA OCTAVA DE PASCUA
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