
Han decidido los obispo realizar una campaña publicitaria sin reparar en gastos, por lo visto es necesario asegurarse unos ingresos mínimos para poder recorrer los estrechos caminos de Galilea. Los azulones carteles con la x recubren muros, puertas y tablones de nuestras viejas iglesias, y solo faltan regalos sorpresa y mil y un sorteos de atajos a la eternidad.
Los fieles españoles lo son mucho, pero un tanto tacaños con el gremio de pastores, se prefiere calcular que parte del pozo se ha hecho con su dinero en una aldea perdida de África, que la del coche o la casa del cura. No solo de pan vive el hombre y ni se pretende, en un colectivo que no hace voto de pobreza y en algunos casos presume de ello. A Dios lo que es de Dios y al cura en el cestillo o en casilla de la X.
1 comentario:
No me dirás que en este quedas cursi,eso si, la ironia la sigues teniendo muy fina.
Publicar un comentario