Vista de la Catedral de Ávila desde las murallas.
Dice Nelson Mandela, que una de nuestras armas más poderosas es el diálogo. En Palestina la tozuda realidad nos vuelve a demostrar que cuando dos nos quieren este diálogo se convierte de sordos.
Da escalofrios pensar que los israelies cuando matan niños y niñas palestinos solo ven futuros terroristas eliminados. El mismo principio que siguieron los nazis para masacrar a los niños y niñas judios en los campos de concentración. Religión y guerra, templo y muralla, otra vez mezcla explosiva ¿en nombre de que Dios?
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