
DAME TUS PECADOS
"Un día de Reyes lloró muchísimo en misa, por no tener cosa buena que ofrecer a Dios y, buscándolo todo, nada hallaba que fuese bueno. Si quería ofrecerle deseos y obras, se le ponía Dios delante diciendo que todo era suyo, y cuanto había obrado agradable a Sus ojos de lo debía. En su alma nada tenía que ofrecerle, porque todo se lo tenía ofrecido, con que resolvió recoger todas sus culpas que había cometido desde que tenía uso de razón, y como quien junta un montón de leña para hacerlo quemar, se las puso delante al Niño Jesús en el pesebre ese día. Y quedó su alma muy consolada, viendo que la misericordia de Dios es tal y su amor tan grande, que se alegra de que el alma contrita le ponga culpas delante para que las consuma, como se alegra el fuego con la leña, pues con ella crece, y sin ella se entristece y deshace".
"Un día de Reyes lloró muchísimo en misa, por no tener cosa buena que ofrecer a Dios y, buscándolo todo, nada hallaba que fuese bueno. Si quería ofrecerle deseos y obras, se le ponía Dios delante diciendo que todo era suyo, y cuanto había obrado agradable a Sus ojos de lo debía. En su alma nada tenía que ofrecerle, porque todo se lo tenía ofrecido, con que resolvió recoger todas sus culpas que había cometido desde que tenía uso de razón, y como quien junta un montón de leña para hacerlo quemar, se las puso delante al Niño Jesús en el pesebre ese día. Y quedó su alma muy consolada, viendo que la misericordia de Dios es tal y su amor tan grande, que se alegra de que el alma contrita le ponga culpas delante para que las consuma, como se alegra el fuego con la leña, pues con ella crece, y sin ella se entristece y deshace".
Juan de Palafox, de de Vida interior
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo (Alfa y Omega) 18-02-10
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