Ni que decir tiene que el doctor Jerónimo García Gallego hubo de exiliarse de España cuando comenzó la guerra civil, y un manto de silencio cubrió su vida y su obra. De las aulas de las escuelas de Turégano fueron retirados los retratos del canónigo que el Ayuntamiento había ordenado colgar en 1929, a raíz del homenaje que el pueblo tributó al religioso con motivo de su nombramiento como Hijo Predilecto de la villa.
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