
"Al día siguiente dijo el bienaventurado Domingo a Fr. Bertrán: 'Hermano, he aquí que estamos ya para entrar en París, y, si supieran los frailes el milagro que el Señor ha realizado con nosotros, nos tendrían por santos, siendo en verdad pecadores...; así es que por obediencia te prohíbo que digas algo mientras yo viva'. Y así lo hizo Fr. Bertrán. Pero después de la muerte del bienaventurado Domingo contó estas cosas a los frailes".
No hay comentarios:
Publicar un comentario