viernes, 29 de julio de 2016

El lado oscuro


Me mandaba hace unos días un amigo un enlace con las imágenes de la entrada en el Monasterio de la Encarnación de Ávila de una mujer para iniciar el camino vocacional, hasta aquí todo normal. Mujer con vocación ingresa en monasterio de clausura. No son muchas perto tampoco tan pocas como se cree. Y aunque conozco lo ultraconservadoras de sus moradoras, creo que dentro de la libertad humana está el optar por querer formar parte de dicha comunidad, que sus cosas buenas seguro que tendrán.

Lo que más me impresionó no fueron dos curas jóvenes ensotanados cantando canciones, ni el morbo que en la ciudad crea el ver a las monjas de la Encarnación haciendo pasillo con los rostros tapados al más puro estilo Juego de Tronos. Lo que me dejó preplejo fue como los padres de la novicia, destrozados por la decisión de su hija, rodeados de  los curas ensotanados cantarines y risueños, un señor obispo justo a su lado, no tuvieron ni la más mínima palabra o gesto de consuelo hacia ellos, impasibles, ad maiorem dei gloriam.

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