lunes, 29 de septiembre de 2008
SANTO DOMINGO DE GUZMAN (VIII)
Desde el primer momento, el canónigo Domingo comenzó a brillar por su santidad y ser modelo de todas las virtudes; el último siempre en reclamar honores, que aborrecía, y el primero para cuanto significaba humillaciones y trabajos. Su virtud atraía. Y, como de él se dijo en su vida de apostolado, nadie se acercaba a él que no se sintiese dulce y suavemente atraído hacia la virtud. Era entonces prior del cabildo D. Diego de Acevedo, elemento importante de esta reforma y sucesor del obispo D. Martín a su muerte en 1201. A Domingo debieron de elegirle subprior sus compañeros apenas le hicieron canónigo, pues como tal subprior aparece bastante antes de la muerte del obispo Bazán. En 1199 aparece también como sacristán del cabildo, es decir, director del culto de la catedral. Estos dos cargos obligaron a Domingo a darse más de lleno al apostolado y ser modelo de perfección en todo.
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