lunes, 1 de noviembre de 2010

XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


1 de noviembre. + LUNES. TODOS LOS SANTOS, Solemnidad. Esta solemnidad se celebró de manera universal en toda la Iglesia a partir del siglo IX.

Solemnidad de Todos los santos, que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad (elog. del Martirologio Romano).

-Ap 7,2-4.9-14. Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lenguas.
-Sal 23, este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
-1Jn 3,1-3. Veremos a Dios tal cual es.
-Mt 5,1-12a. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

A lo largo del Año litúrgico, la Iglesia nos propone a algunos santos y algunas santas para que sean nuestros modelos e intercesores. Hoy conmemoramos a todos los santos y todas las santas. La Iglesia reconoce sus virtudes y méritos, alaba su entrega a Cristo y a la Iglesia y pide su intercesión y ayuda. Los santos y las santas son los vencedores y vencedoras provenientes de la gran tribulación y que han vivido según el programa de las Bienaventuranzas anunciadas por Jesús. La filiación divina es la condición de nuestra santidad.

La Iglesia católica celebra hoy no solamente a los Santos canonizados, sino, junto con ellos, a todas las almas que salieron de este mundo en gracia de Dios, y purificadas en el purgatorio, gozan ya de la visión divina en el cielo. San Juan los vió en su Apocalipsis, y contó del linaje de Israel un número misterioso. Después vió una muchedumbre "que nadie puede contar, de toda nación, de todo pueblo y de todo lugar". Reflejemos en nuestra vida el espíritu de santidad que respira el sermón de la montaña, y sin duda obtendremos la bienaventuranza en el cielo.

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