El arzobispo de Valencia Carlos Osoro recibió el título de Hijo adoptivo de la capital en un emotivo acto en el Palacio de Festivales.
El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, entregó al arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, el título de Hijo Adoptivo de la capital.
Aún faltaba media hora para que empezara el acto, y la sala Pereda del Palacio de Festivales ya estaba en ebullición. El que fuera reector del Seminario de Corbán descendía lentamente las escaleras de la sala, y entre saludos y abrazos, fue dejando tras de sí un reguero de emociones en las caras del público. Pero ese reconocimiento no consistió sólo en aplaudir su vida en Santander, sino que entraba sobre todo en la persona que hay detrás del arzobispo de Valencia.
Íñigo de la Serna recalcó que "el título de Hijo Adoptivo de Santander no es un título de propiedad ni de notoriedad". El "cura que todo lo cura", y que ha sabido ser, al modo machadiano "un solitario solitario" escuchaba impávido en el escenario. "El título es una recompensa a quien nos ayudó a caminar en la fe con mesura.
Pero en la páginas de su vida, como Osoro se ha referido a su bagaje fruto de la llamada de Dios, Santander ocupa un lugar muy especial. Y lo hace sin emborronarlas: "En esas páginas hay personas que nunca olvido". "En esta ciudad me crié, viví con fuerza mi relación con Dios y me hizo distinto".
Su diócesis es la segunda mayor de España, con más de dos millones de fieles. Autoridades políticas de la región, en la primera fila de una sala Pereda abarrotada de público.
Marta San Miguel (El Diario Montañés)18-09-09
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