ADIÓS A LAS HIJAS DE LA CARIDAD DE EL ROYO
Tras treinta años de servicio a los más necesitados, la Congregación se ve forzada a abandonar la Residencia de El Royo.
Nos vamos con mucha pena pero contentas de haber realizado a lo largo de estos casi treinta años una bonita labor. Las autoridades políticas competentes han pensado que será mejor una gestión privada de nuestra residencia. Nuestro carisma es muy claro: "servir a Cristo en los pobres"; es en el plano social en el que estamos comprometidas a trabajar y, por lógica, ante la dirección de una empresa privada la Hija de la Caridad no tiene cabida.
La atención a los ancianos ha sido nuestro objetivo siempre; a muchos los hemos acompañado en su última etapa y con todos hemos gozado, tanto en fiestas como en la vida de cada da. Hacer un resumen de lo vivido no es fácil; las familias lo han valorado y hoy manifiestan que sienten nuestra marcha pues con ellas también ha habido una gran relación.
¿Y que decir de nuestros vecinos del Royo y algunos de Derroñadas? Nos hemos sentido totalmente
integradas, en la parroquia y con la vecindad; hoy, de manera especial, se lo queremos agradecer. No olvidaremos el Belén viviente en el que toda la casa participaba (residentes, trabajadores y hermanas); ¡cómo gozaban las familias de ver a los suyos tomando parte activa! La procesión del mes de mayo con los trabajadores llevando las andas de la Virgen alrededor de toda la casa, el Sacramento de enfermos preparado con esmero y en el que voluntariamente participaban los residentes y muchos de nuestros vecinos, la oración de cada mañana, el Rosario diario, la Eucaristía en la que bastantes participan cada día (¡gracias, D. Abel!), las fiestas, las excursiones a Javier, a Pamplona, los bailes con los grupos de danzas, acordeón, las sanjuaneras, etc. En fin... tantas cosas, situaciones y personas que llevamos en el corazón y que estamos seguras de que muchos también lo guardan en el suyo. Por todo ello damos gracias a Dios.
Sí, nos vamos con pena, con mucha pena. Siempre recordaremos los años vividos en este precioso lugar. Vivimos en un momento muy difícil para muchas personas en nuestra sociedad (desahucios, paro, graves problemas); eso hace que, ante situaciones que no nos gustan, no tengamos derecho a quejarnos pues las Hijas de la Caridad sabemos que adonde vayamos vamos a encontrar una comunidad de hermanas, unos pobres con los que seguir compartiendo la vida y, sobre todo, al Señor que nos llama y nos espera cada día y en cada lugar.
Gracias a todos por vuestro apoyo, vuestra compañía y vuestra fraternidad. El corazón no tiene distancias y por eso no os decimos adiós: os decimos gracias y hasta luego.
Hna. Mª Lourdes Lecea
y la comunidad de El Royo
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