jueves, 20 de noviembre de 2014

Carlos Osoro


CARLOS OSORO APUESTA POR UNA "CULTURA DEL ENCUENTRO"

En su toma de posesión como arzobispo de Madrid, reivindica una Iglesia de puertas abiertas y aboga por una "civilización del amor"

A los jóvenes: "rebelaos contra la civilización del egoísmos y del descarte, que considera a la persona un medio y no un fin"

"La Iglesia debe prestar especial atención a los más abandonados y excluidos"

Carlos Osoro ya es arzobispo de Madrid con todas las de la ley. Desde el mismo momento de asumir el cargo Osoro hizo pública su intención de abrir las puertas de la Iglesia para que quepan todos y esta se convierta en una verdadera "casa de misericordia". Madrid no es para Carlos Osoro una urbe extraña.

"Os invito a descubrir juntos cómo pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera, ya que la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia", dijo en su primera homilía.

Como novedad, Osoro se distanció del 'clericalismo' del que se acusa a la Iglesia de Roma, en la que los eclesiásticos desempeñan un papel preeminente frente a la grey -congregación de fieles-, e interpeló a los laicos para decirles: "sois mayoría en la Iglesia".

En contraste con Rouco, siempre receloso de los que dedican su vocación a la vida consagrada, el titular de la archidiócesis dijo a los religiosos que constituyen una "referencia".

Seis cardenales, 60 obispos y más de un millar de sacerdotes concelebraron la misa que sirvió para que Osoro tomase el testigo de Rouco.

Osoro dijo ser consciente de que es difícil, muy difícil, cambiar el mundo, pero merece la pena intentarlo. El vicepresidente del Episcopado abogó por una Iglesia de "puertas abiertas que no defraude a los hombres", que sea capaz de salir al encuentro de las personas en "las realidades en las que están viviendo y no en la que nosotros creemos que debieran estar".

Rouco, de su lado, que hablaba en calidad de administrador apostólico de Madrid, expresó su "gratitud filial" a los papas a los que ha servido durante la mayor parte de su carrera eclesiástica.

Carlos Osoro, que derrochó campechanía, llega a Madrid con instrucciones del Vaticano de dejar una impronta renovadora. Frente al autoritarismo de Rouco y su estilo presidencialista, Osoro encarna la cara amable de la Iglesia, la que quiere acompañar más que reprender.

Como desafíos, Osoro tendrá que hacer frente a una secularización rampante, una crisis de vocaciones muy acusada y restañar las heridas surgidas entre la curia madrileña y las congregaciones religiosas, de las que Rouco siempre ha desconfiado.

El Papa se fijó en Osoro por su obsesión por el diálogo y su talante conciliador. El cántabro, de 69 años, descubrió su vocación de forma tardía, a los 28. De cumplirse lo que establece la tradición, Osoro obtendrá más pronto que tarde el capelo cardenalicio.

Antonio Paniagua (El Diario Montañés) 26-10-14

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