Catedral de Santander

UN RETABLO NUEVO PARA LA CATEDRAL

Presidido por la efigie del Sagrado Corazón, se debe al artista coruñés Manuel Cajide

Cuando, tras el incendio de 1941 y la subsiguiente restauración, la iglesia mayor de Santander volvió a ser dotada de retablos, casi todos se trajeron de fuera y eran antiguos: el mayor provenía de Tamariz de Campos (Valladolid); el de la Visitación, de la Catedral de Palencia; el de la Bien Aparecida, del santuario de la patrona de la provincia; el de Santa María, de la parroquia de Bareyo...

El único de nueva labra que hoy existe en el primer templo de la diócesis es el que puede verse en la capilla clasicista de Sebastián de la Puebla, concluida en 1622 y dedicada antes del siniestro a la Virgen del Carmen. Dicho retablo, presidido por la efigie del Sagrado Corazón, constituyó un obsequio que ofreció la Unión Territorial de Cooperativas del Campo, entidad a la que costó 150.000 pts.

La obra quedó instalada en su lugar, bajo la dirección del propio autor, el 14 de mayo de 1959. La idea de la obra casi se la dieron hecha a Cajide, según propia confesión, Pedro Rivero y Agustín Martín Pelayo, respectivamente Presidente y Consiliario de la Unión Territorial, quienes insistieron en que el producto debería ser digno del templo al que se dedicaba y no desentonar, por su categoría, de los retablos antiguos que ya poseía el mismo.

Seis meses de intensa labor empleó el autor en este encargo, siguiendo el sistema de talla directa sobre bloques de madera debastada por procedimientos tradicionales.

Mediados los años 90 se instalaron en las hornacinas laterales, antes vacías, dos imágenes: una copia de la Virgen del Mar, Patrona de Santander, cuya presencia en el primer templo de la ciudad se justifica con creces, y un San José dieciochesco. Cajide trabajó mucho para Cantabria desde que se estableció en 1942.

Crónicas Montañesas
Francisco Gutiérrez Díaz
Centro de Estudios Montañeses

El Diario Montañés / 1-08-15

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