lunes, 29 de febrero de 2016

Iglesia en Cantabria (II)


LOS CÁNTABROS, ENTRE LOS ESPAÑOLES MÁS CREYENTES Y GENEROSOS CON LA IGLESIA (II)

Muchos son los que reconocen que necesitan referentes más allá del Puerto del escudo, para "abandonar las sacristías", y miran en gran medida -algunos con indisimulado recelo- hacia el cada día más poderoso Carlos Osoro, señalado por Francisco con nitidez, como 'su' hombre en España, y que se mueve en un terreno ambivalente, entre el barro de 'El Gallinero', el más grande poblado chabolista crecido a 12 kilómetros de la Puerta del Sol, y la intelectualidad del teólogo de moda, en auge José Antonio Pagola, invitado frecuentemente en la Universidad de Cantabria y cuya presencia fue frenada -"que no vetada"- hasta ahora por la oficialidad jerárquica de Santander.

La mayoría silenciosa, que hasta ahora ha sido en gran medida el laicado, comienza a imponerse en Cantabria y lo hace apoyada por algunas parroquias, las de mayor calado social.

Exceptuando el reducto de Torrelavega, el mapa del catolicismo oficial -parroquial- en Cantabria se encuentra salpicado por algunos puntos progresistas, vinculados principalmente a unas pocas parroquias de la zona oriental de la región -Castro, Cicero, Laredo- otras pocas en Campoo -Reinosa- y alguna isleta en Santander - Bien Aparecida, Pío XII o La Albericia-.

Estas podrían ser algunas de las conclusiones tras sondear -y con mucha discreción y cautela obtenere respuestas- a los que se animan a radiografiar la Iglesia católica en esta región.

Con 613 parroquias y 116 templos en 102 municipios, para un territorio donde viven 588.700 personas, la inmensa mayoría bautizados en la religión católica, queda en evidencia que la Iglesia en Cantabria -con 415 sacerdotes (245 seculares y 167 religiosos) y 119 de ellos jubilados (la jubilación canónica es a los 75 años)- se ve más que superada para atender no solo a los feligreses, sino también para mantener sus activos patrimoniales, fuerza y debilidad -económica- de su poder terrenal.

La ancianidad dificulta subirse al tres de las nuevas maneras que trata de imponer el Papa, que reclama a los suyos esas "salidas a las periferias", que muchos de ellos "ni entienden que es, ni saben de qué les hablan", y donde los que lo intuyen "no saben como hacerlo".

Según los datos que revela el último Estudio de la Edad del Clero Diocesano en España, la edad media de los sacerdotes cántabros es de 64 años. Y el futuro no es demasiado halagüeño.

De los sacerdotes que plenamente pueden participar en la actividad eclesial, en Cantabria hay 192 destinados en parroquias, 81 a otras actividades religiosas ajenas a la pastoral directa, y 119 jubilados, que ayudan debido a la falta de sacerdotes.

Se podría colegir que la juventud llegaría con nuevas maneras en la Iglesia: "No es así. Los sacerdotes que salen quieren distinguirse, incluso, en al apariencia y en dejar evidencia su autoridad".

Mucha mies y pocos brazos. En la Diócesis de Santander existen 93 comunidades de vida consagrada. Además, están las organizaciones que, dentro de la Iglesia Católica, tienen sitio, aunque con un poder real -al menos en Cantabria- muy relativo. Otra rama, Camino Neocatecumenal, forma en Cantabria un grupo aceptable; sus actividades se sitúan principalmente en Santander.

El movimiento laical que mayor fuerza tiene ahora mismo en la región -con epicentro en Torrelavega- es Acción Católica, un movimiento resurgido, auténtico bastión de lo que puede ser en el futuro el diseño de la Iglesia en Cantabria.

Nieves Bolado (El Diario Montañés) 31-01-16

www.eldiariomontanes.es

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