miércoles, 13 de septiembre de 2017

Fátima


Soria peregrina a Fátima

26 de julio de 2017
Desde San Saturio a Fátima acariciando ese Duero que cruza el corazón de roble de Iberia y de Castilla. Caminante, sí hay camino, camino a María de Fátima.
No voy a hablar de procesiones de velas, ni de Misas internacionales, ni del Vía Crucis, ni del gentío que visitaba las tumbas de los santos pastorcillos. Quiero hablar de personas sencillas, invisibles entre la multitud, que son, junto con otras, preciosos regalos en el camino de la fe.
Una de esas personas es una joven; venía a Fátima con un equipaje cargado de nervios, ilusión, esperanza, de sueños; quería llevarle a su madre una Virgen de Fátima bendecida. 
Otra peregrina tenía 82 años. ¡Qué mujer! De fe profunda, simpática, agradecida.
¡Qué regalo tan grande de Dios fue poder contemplar los rostros y vivir las historias de estas dos personas junto a la Virgen! ¡Qué emoción, qué fe sencilla sin adornos ni parafernalias! La peregrinación ha durado sólo cuatro días pero qué gran regalo. 

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