
Hotel de la Reconquista, s. XVIII, Oviedo (Asturias)
Parece que la receta ante la crisis es lograr victorias deportivas, primero la selección y después Nadal han convertido los domingos en milagros de audiencia. Pero seamos sinceros, son alegrías en casa de pobre, cuando al final tememos terminar los lunes al sol, sin una sobra que nos oculte del calor del paro o del miedo de perder el trabajo.
La gente del Sur piensan que merece la pena el riesgo de morir ahogado antes que morir de hambre en su terruño. Si treinta de los nuestros se hubieran ahogado en un crucero de lujo se declararía luto nacional, cuando son de los otros solo merecen una pequeña mueca de lástima en el mejor de los casos. No nos creemos que todos seamos iguales, ni quieren que nos lo creamos. Europa se está convirtiendo en un hotel de cinco estrellas rodeado de pobres de solemnidad.
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