jueves, 20 de noviembre de 2008

Nicolás Castellanos


NICOLÁS CASTELLANOS PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN HOMBRES NUEVOS Y OBISPO EMÉRITO DE PALENCIA
«Se me rompe el alma cuando un niño no come tres veces al día»

En Santa Cruz de la Sierra desarrolla un proyecto integral contra la pobreza

DIEGO RUIZ (EL DIARIO MONTAÑÉS)

Nicolás Castellanos Franco nació en 1935 en Mansilla del Páramo (León). En 1959 es ordenado sacerdote. En el 73 es elegido provincial de los Agustinos. Es obispo de Palencia desde el 78 al 91, año en que renuncia para irse como misionero a Bolivia. En 1998 se le concede el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia y en 2006 la medalla de oro al trabajo.
Nicolás Castellanos dejó la diócesis de Palencia en 1991 y se fue a Bolivia de misionero. Eligió como destino Santa Cruz de la Sierra, una ciudad al oriente del país de millón y medio de habitantes y, concretamente, el barrio llamado Plan 3.000, donde viven 250.000 personas, el 60% de ellas pobre y el 40% en la miseria. Fue aquí donde creó la Fundación Hombres Nuevos que desarrolla un proyecto integral contra la pobreza. En todo este tiempo ha logrado instalar en todo el país 50 colegios, tres escuelas universitarias -Turismo, Informática y Teatro-, comedores infantiles que atienden a 1.000 niños, bibliotecas, orquestas, casas de encuentro, centros de salud, un hospital y hasta una Ciudad de la Alegría con piscina. Allí, la gimnasta cántabra Cristina Pardo logró, en cinco años, entrenar a un equipo que fue campeón del país.
Ayer, Castellanos visitó Santander por unas horas ya que la librería Estvdio colabora en la dotación de bibliotecas en Santa Cruz.

- ¿Por qué Bolivia?
- Es el segundo país más pobre de América latina, después de Haití. En Bolivia, el 70% de la población es pobre.
-¿Y por qué Cantabria?
-Es una región que colabora mucho con nuestra fundación, tanto en voluntariado como en financiación. Un empresario cántabro, Martín Vallejo Fraile, nos hizo dos escuelas y el Gobierno regional y los Rotarios, otra.
-¿Cuál es la filosofía de su fundación?
-Tratamos de atender las necesidades del pobre. Todas. Defendemos su derecho a las aulas, la escuela y la vivienda, y es si creyente, al templo. Uno de nuestros principios es 'nada para el pobre si no todo con el pobre'. Tiene los mismos derechos que los demás: Escuela, hospital, vivienda y piscina.
-Su barrio de Santa Cruz de la Sierra, con todo eso, parece un paraíso dentro de Bolivia.
-La auténtica transformación está en la educación y la cultura. Un país sin escuelas que eduquen con calidad y con valores no saldrá nunca de la pobreza. Estamos haciendo una revolución cultural. En Bolivia, con una población de nueve millones de habitantes, un millón de niñas y niñas no tienen escuela.
-¿Cómo un obispo puede dejar su cargo para irse de misionero?
-En mi caso sólo seguí mi trayectoria. Siempre sentí pasión por Jesús y la justicia en el mundo. Se me rompe el alma cuando un niño no puede hacer tres comidas diarias; cuando se te agarra a las piernas y te dice, 'papacito, tengo hambre'. En el fondo, cuando marché a Bolivia hice lo que había estado predicando durante 56 años.
-Cambiando de tema ¿Cómo ven España los bolivianos?
-En el oriente, España es la admiración máxima. En occidente, en el territorio de Evo Morales, de los collas y los aymaras, sólo hablan de 500 años de dominación. Están muy resentidos.
-Y usted, ¿ve bien a su país?
-Es tan distinto ver España desde la pobreza. Una boliviana recién licenciada, becada por nuestra fundación, y que ha venido conmigo a Santander, dice que aquí todo el mundo habla de crisis pero vive de maravilla. Hay quizá demasiado derroche y mucho consumismo.

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