UN GRUPO DE VECINOS RESTAURA POR SU CUENTA LA ERMITA DE SAN IBÓN, ABANDONADA A SU SUERTE DESDE HACÍA DÉCADAS.
LOS PILARES DE SOMO
"Pedimos dinero en casas y comercios, todo el mundo quiere ayudarnos"
La hazaña de Pepe, María Ángeles, Ana María y sus amigos recuerdan de lejos a otras de valerosos hombres que levantaban catedrales. Para conocer la historia, por si alguién se anima a convertirla en un best seller tipo 'Los pilares de la tierra', hay que retroceder más de ochenta años, hasta la época que sólo recuerdan los más viejos, cuando la de san Ibón era una ermita "como Dios manda", con su misa los domingos, sus devotos al patrón de los abogados -que lo es- y sus romerias.
Ante el rumor de que iba a ser derribada los vecinos reaccionaron, y se exigió una "urgente" restauración. Un buen día, Pepe Díez cogió una piqueta y un martillo, se fue a la ermita y se pueso a picar 2a ver qué había debajo", dice. En eso andaba, cuando por allí pasaroon Ana María y María Ángeles, y en seguida corrieron la voz y se sumaron a la tarea doce vecinos más. Por el medio se llevaron algún disgusto pasajero con el párroco. En esta historia 'los pilares' más que los de la ermita, son las personas. Hoy están seguros de que este año no van a poder celebrar aún en la ermita, construida en 1580, el día de San Ibón, el 19 de mayo.
Mariña Álvarez (El Diario Montañés) 10-04-09
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