sábado, 24 de octubre de 2009

Antonio Ibáñez de la Riva Herrera


La historia del Palacio de Valvuena está ligada a uno de los personajes oriundos de Medio Cudeyo, Antonio Ibáñez de la Riva Herrera, cuya carrera eclesiástica le llevó a ocupar los cargos de canónigo de las catedrales de Osma y Málaga, el arcedianato de Ronda, la mitra de Ceuta, el arzobispado de Zaragoza, el puesto de Inquisidor General de España y la Presidencia de Castilla. Carlos II le concedió el marquesado de Valbuena de Duero, título que traspasó a su sobrino.

La impronta del arzobispo Riva Herrera es determinante en dos fases constructivas del Palacio, si bien todas las intervenciones por él decretadas sobre la casa solariega tratan de preservar el carácter señorial del linaje.

Otra iniciativa del arzobispo estuvo encaminada a la ornamentación y dotación de la capilla familiar con el envio de alhajas, la reliquia del cuerpo de san Cipriano Mártir y cuatro efigies talladas por Pedro de Mena que debían ser alojadas en dos lucillos.

El arzobispo dispone también diversas fundaciones de obras pías para beneficio de sus parientes y convecinos.

Elena Gil Aguirre, César Gutiérrez Domínguez y Julio J. Polo Sánchez. Medio Cudeyo. Catálogo del Patrimonio Cultural de Cantabria I. 2000.

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