lunes, 8 de noviembre de 2010

Beato Bertrán de Garriga (XX)


Su fundación predilecta era Montpellier. Allí tuvo lugar un notable episodio que nos cuenta Gerardo de Frachet en la Vida de los frailes: "... casi todos los días celebraba la misa por sus pecados. Y, advirtiendo esto Fr. Benito, varón bueno y prudente, le peguntó por qué tan pocas veces ofrecía la misa por los difuntos y, en cambio, con tanta frecuencia por sus pecados. A lo que respondió Fr. Bertrán: 'Porque los difuntos, por quienes ora la Iglesia, ya están seguros y es cierto que llegarán a la gloria. Más nosotros pecadores nos vemos en muchos peligros y azares'. Díjole Fr. Benito: 'Decidme, carísimo prior: si aquí hubiera dos mendigos igualmente pobres, pero uno de ellos tuviera los miembros sanos ¿a quién auxiliarías primero?' 'A aquel que se pudiera valer menos', respondió Fr. Bertrán. Entonces añadió Fr. Benito: 'Así son los difuntos, los cuales no tiene boca para confesar, ni oídos para oír, ni ojos para llorar, ni manos para trabajar, ni pies para caminar, sino que sólo esperan y desean nuestra ayuda; mas los pecadores. además de los sufragios, se pueden valer de los demás miembros'. Mas como ni por esas razones se convenciese Fr. Bertrán, se le apareció la noche siguiente un difunto terrible, que le golpeó duramente con un féretro de madera, el cual le despertó, espantó y atormentó más de diez veces aquella noche. En cuanto amaneció, Fr. Bertrán se levantó, llamó a Fr. Benito y, acercándose devotamente lloroso al altar, ofreció desde entonces la misa por los difuntos".

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