viernes, 10 de diciembre de 2010

Agustinas Recoletas


Se vende convento

La congregación de las Agustinas Recoletas vende, desde hace tres años, un edificio del siglo XVII de más de 4.500 metros cuadrados

Lucía Sánchez. (Heraldo de Soria)
El cartel de ‘se vende’ cuelga desde hace tres años en las enrejadas ventanas del convento de la congregación de las Agustinas Recoletas, sin que hasta la fecha nadie se haya decidido a adquirir por un millón de euros este edificio de más de 4.500 metros cuadrados en pleno corazón de la villa de Ágreda (Soria).

Lejos quedan ya los olores que desprendían los ricos brazos gitanos y los helados de grosella que elaboraban las hermanas agustinas, y que regalaban a los vecinos del pueblo por los favores que ellos les dispensaban. Hoy este convento de clausura, que ha estado en servicio durante más de 347 años, está cerrado a cal y canto, amenazado por la carcoma y a la espera de que alguien deje pasar el aire del Moncayo y lo convierta, o bien en pisos y casas adosadas o en un hostal para el turismo de “reflexión y el estudio”, según información facilitada por la Agencia Ical. El convento de la Encarnación data del siglo XVII y se fundó en la villa sobre una antigua casa de doncellas a la que se le fueron agregando dependencias.

El convento cuenta con una iglesia que ha sido cedida al Obispado de Osma-Soria, un cementerio donde están enterradas las religiosas y una huerta monacal en la que se permitirá construir viviendas.

Las hermanas vivieron en el recinto sin calefacción, es por ello, que Ruiz Rodrigo recuerda que, durante los 18 años que vivió en la casa anexa a él, pasó mucho frío. “Me acuerdo que cuando se moría alguna monja la exponían en la iglesia. Tenía estirada la piel, sin una arruga y era, sin duda, del frío que pasaban”.

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