Noble romano, fué piadosamente educado por su madre, Santa Silvia. Abrazó la regla benedictina a los treinta y cinco años de edad. Ordenado diácono, fué como legado apostólico a Constantinopla, donde trabó amistad con nuestro San Leandro. A los cincuenta años, elegido Papa, gobernó santísimamente la Iglesia durante catorce años: combatió la incontinencia y la simonía; envió a Inglaterra a San Agustín y sus compañeros, que fueron los apóstoles de aquella isla, y ordenó el canto litúrgico, que por él lleva el nombre de gregoriano.
Fue prefecto de la ciudad de Roma, diácono, embajador del papa en Constantinopla y, por último, obispo de Roma. Fue un gran organizador de la liturgia y gran pastor. Murió el 12 de marzo del año 604.
Santoral:
San Gregorio Magno, papa y doctor; Santa María, Madre del Buen Pastor; y Beato Gabriel de la Magdalena, religioso y mártir.
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