martes, 6 de octubre de 2015

Llamados


YOEL, 11 AÑOS: "DE MAYOR QUIERO SER PAPA"

Trece niños participan en el Monasterio de las Clarisas de Escalante en un campamento de verano que busca vocaciones sacerdotales

"De mayor, yo quiero ser Papa, me gusta mucho este tema". ¿Cuándo? "Eso, ya se verá". Yoel Gómez tiene 11 años, es de Renedo de Piélagos, y como otros doce chicos, de entre 7 y 14 años, participa en un campamento/colonia de verano con un nombre inusual: 'Llamados'.

Ya no se vive el tiempo en el que los chavales acudían al seminario para huir de un pueblo pequeño, para poder estudiar o porque en la familia tenía que haber un cura y un militar.

De canalizar ese sentimiento se ocupa la Pastoral Juvenil del Obispado de Santander, que dirige José Vicente González, un sacerdote joven, párroco de Cartes, Viérnoles y Mercadal.

A Julen Fuertes, que tiene 11 años y que es de Zaragoza, de 'pequeño' le llamaba eso de ser sacerdote pero ahora, de 'mayor', asegura que será "lo que haya". Una idea similar comparte Arkaitiz Arizmendi. Quién se estrena es Luis Cuétara (11 años, Piélagos). Álvaro Arellano nació en Maliaño y tiene 9 años. El 'veterano' del grupo es Óscar Gómez de la Rosa, un santanderino de 14 años de edad, que por tercera vez acude a la colonia guiado, según él mismo explica, "por mis ganas de conocer mejor a Jesús".

Óscar de la Cruz es de Santander y tiene 12 años. Álvaro Laborda es de Cartes y tiene 11 años. El benjamín del grupo es Samuel Gómez de la Rosa.

Todos los niños pertenecen a familias comprometidas con su fe, personas que no tienen inconveniente en que sus pequeños confiesen abiertamente lo que piensan en materia de creencias religiosas.

"La idea que nos mueve es acompañar a los niños y adolescentes en una inquietud religiosa. ¿Qué puede haber vocación? Eso se verá", añade José Vicente Gómez.

Saben que formarse en las creencias arraigadas en la familia es importante, pero que si llega el momento de que sus hijos tomen la decisión de ser sacerdote o acudir a un seminario, muchas veces las cosas cambian.

Al sacerdote más joven de entre todos ellos, a Antonio Rivas, le toca bregar más de cerca con unos chavales que lo son en el amplio sentido de la palabra: revoltosos, divertidos, con ganas de jugar.

Nieves Bolado (El Diario Montañés) 30-08-15

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