La Unción de los enfermos y la pastoral de la salud
Desde el pasado 8 de enero un grupo de cuarenta personas han participado en el curso que ha ofrecido la Escuela diocesana de agentes de pastoral el Sacramento de la Unción de los enfermos en relación con la pastoral de la salud, en línea con el Jubileo de la misericordia, queriendo ahondar en la obra de misericordia “estuve enfermo y me visitasteis”.
Los bloques temáticos de acercamiento al sacramento de la Unción han sido principalmente cuatro: 1. Fundamentación antropológica de la enfermedad, 2. Fundamento bíblico del Sacramento de la Unción, 3. Fundamento histórico-dogmático y 4. La dimensión pastoral del Sacramento.
- La realidad humana de la enfermedad, la ancianidad y el dolor están presentes en nuestra realidad humana.
- Para las personas creyentes, el sufrimiento y la enfermedad cobran un rico y nuevo significado, adquieren una nueva dimensión al ser asociados a los sufrimientos de Cristo, símbolo de la humanidad, vencedor del pecado y de la muerte.
- Jesús, con su predicación y con su acción, superó la idea principal de la revelación veterotestamentaria dónde la enfermedad era comprendida como consecuencia del pecado personal o estructural, concibiendo su ministerio como anuncio del Evangelio y liberación de los oprimidos por el mal, la enfermedad y el dolor.
- Hemos comprobado con los testimonios de la comunidad neotestamentaria y de los Padres de la Iglesia cómo la comunidad cristiana cuidaba, atendía y se preocupaba especialmente de los más desvalidos y de los enfermos.
- El Sacramento de la Unción, que está atestiguado en el Nuevo testamento, en la Iglesia primitiva y en los diez primeros siglos del cristianismo, sufrió a lo largo de la historia un desplazamiento en su comprensión, pasando de ser un Sacramento para los que están enfermos a ser un Sacramento comprendido sólo para aquellos que están en peligro de muerte, más aún para los moribundos, entendiéndolo como “extremaunción” o última Unción.
- En una sociedad que quiere ocultar la enfermedad, el sufrimiento o recluirla en una dimensión individualista o buscar solamente una respuesta técnica y científica, en un mundo secularizado la enfermedad puede ser motivo y momento oportuno de una nueva relación con Dios.
- La Iglesia entera es responsable de esta misión y todos sus miembros hemos de prolongar el ministerio de Cristo, de forma que el hacerse cargo de los enfermos es una tarea situada en el corazón mismo del Evangelio.
- Es importante la formación de un grupo de voluntarios, de cristianos comprometidos en pastoral de la salud en nuestras parroquias y comunidades cristianas, que estén atentos para descubrir los enfermos que hay en la parroquia, con sus correspondientes situaciones y necesidades, dando información a los párrocos y a la misma comunidad, elaborando un proyecto de acción.
- Cuidar la visita a los enfermos en nuestras comunidades cristianas y parroquias, no siendo una visita protocolaria sino una acción permanente de la comunidad en su solicitud por los enfermos.
- Valoramos positivamente las celebraciones comunitarias de la Unción de los enfermos que se realizan en nuestras parroquias con motivo de Día del enfermo, de la Pascua del enfermo u otros momentos oportunos.
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